No. Jamás te di un beso... en la boca.
Jamás he podido decirte cuánto te amo.
Te he tomado en mis brazos, sí,
disfrutando tu extrema cercanía
que provoca calor en nuestros cuerpos.
Escuché el sonido de tu voz
como el susurro del amor callado.
Quizás fue sólo mi idea.
Tuve tu risa iniciante de sonora carcajada
que finalizaba siempre
en lo dulce de tu mirada tierna.
Dibujé aromas y colores para compañía,
iluminando tu corazón con simple deseo.
Sentí tu lejanía de saberte extraña.
Viví tu mano rozando mi tosca mano.
Estuve contigo, nunca en ti.
Estuviste en mí, nunca conmigo.
La historia de quien ama disfrutando la esperanza,
satisfecho de provocar cosas no rutinarias.
Me pierdo en la distancia
plagada de precipicios insalvables.
Veo tu partida. Te marchas...
Aquí estoy, me quedo inerte

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