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Mostrando entradas de enero, 2016

No. Jamás te di un beso... en la boca. Jamás he podido decirte cuánto te amo. Te he tomado en mis brazos, sí, disfrutando tu extrema cercanía que provoca calor en nuestros cuerpos. Escuché el sonido de tu voz como el susurro del amor callado. Quizás fue sólo mi idea. Tuve tu risa iniciante de sonora carcajada que finalizaba siempre en lo dulce de tu mirada tierna. Dibujé aromas y colores para compañía, iluminando tu corazón con simple deseo. Sentí tu lejanía de saberte extraña. Viví tu mano rozando mi tosca mano. Estuve contigo, nunca en ti. Estuviste en mí, nunca conmigo. La historia de quien ama disfrutando la esperanza, satisfecho de provocar cosas no rutinarias. Me pierdo en la distancia plagada de precipicios insalvables. Veo tu partida. Te marchas... Aquí estoy, me quedo inerte

Cuando te veo, siento...

¿Sabes qué siento cuándo te veo? – preguntó. No – respondió tímidamente. El instante de eterno silencio se hizo presente. Me gustas cuando te veo – insistió. Silencio de nuevo. Me gustas cuando estás cerca de mí y disfruto los encuentros furtivos que da el roce de tu brazo con el mío, tu mano con la mía, tus palabras con las mías diciendo cualquier cosa entendible – añadió. Ella levanto los ojos y los fijó profundamente en los ojos de él. Es este momento el que con delirio ansío – prosiguió -. Éste que dedicas a mí con tu mirada que dice todo lo que tu voz calla. Ya sé, quizás esté entendiendo lo que a mí me conviene, pero ¿y el gesto de tu cara?, ¿la cercanía que provocas al ponerte junto a mí? Ella intentó acurrucarse en su pecho, pero algo la detuvo. Te quiero mucho – dijo. Los dos se quedaron prolongando el silencio que los identifica; aquél que dice todo lo que los amantes necesitan decirse. Sólo quedaba el tiempo de encuentro entre sus pupilas y el deseo de darse un pro...

El poder de un beso

¿Cuánto poder tiene un beso? El primer beso; sentido con timidez o alegría exhaustiva, íntima presunción. El que se da en la mano femenina por el galante masculino. El que se da en la mejilla entre hermanos, padres e hijos. El que se da en la frente reverenciando a nuestra Madre El apasionado compartido en la boca entre dos amantes plenos El furtivo, robado entre niños celebrando la victoria. El que se envía con la palma de la mano a amante distante Y es recogido con pícaro gesto, depositado tiernamente en corazón palpitante. El enviado a través de la distancia en simple y franca onomatopeya El creado en imágenes intensas de acuerdo con la profundidad amante Un beso, sólo uno, solo. Labios depositarios de sensaciones intensas, Guardadas en espera del instante supremo de recibir o dar…, o ambos. Beso que va y viene sin igual, sin parecido. El de hoy, mejor que el de ayer, no tanto como el de mañana Beso que transforma, que enloquece, que fascina, que e...

La Niña del Ramo de Flores

Andaba por ahí, siempre activa, juguetona. En el brillo de sus ojos denotaba la alegría que le ocasionaba hacer todo lo que hacía. Se detenía para observar a su alrededor y continuaba su contagiosa algarabía. Quienes la veían disfrutaban su llegada, su paso, su retiro. El camino que transitaba muchas veces estaba pedregoso y ella lo pasaba descalza, mostrando a veces en su rostro el gesto por la incomodidad o dolor que aguantaba y que no la detenía de su ruta trazada. Muchos se acercaban a ella para disfrutar su cercanía; jugaban con ella pues a todos aceptaba. Un día alguien dibujó en sus manos una flor, luego otra y otra y otra más. La niña detuvo su andar y se sentó en el lugar donde sus pasos la habían dejado; repasó una a una las flores que le habían puesto color a sus manos; no dejaba de mirarlas ahora con el rostro enmarcando sus ojos asombrados; tocaba cada pétalo y acercaba cada flor a sus mejillas para sentir la tersura y percibir el olor que aspiraba fuertemente com...