La difícil decisión de ser Maestro
Hace ya muchos años regalé este texto a mis colegas denominados e-formadores, colaboradores todos nosotros en el ILCE a través del Programa Red Escolar, en el Primer Congreso Nacional de E-Formadores en donde tuve la oportunidad de ser ponente por nuestro Estado. Hoy descubro que el artículo ha viajado ya por todo el mundo, se ha publicado en revistas electrónicas, ha servido para reconocer a egresados de escuelas normales e incluso para sustentar ponencias y conferencias educativas en algunos países de Latinoamérica. Es producto de esa formación que recibimos en nuestra Escuela Normal, ahora Benemérita y Centenaria, Rodolfo Menéndez de la Peña, más de 120 estudiantes normalistas de mi generación, muchos más que nos antecedieron y otras centenas que nos siguieron. Es por tanto un reconocimiento a los maestros que nos formaron en las aulas, desde primaria hasta la Normal; a aquéllos que han compartido prácticas en las aulas de las escuelas donde hemos acudido; a ésos colegas que sin egoísmos nos han permitido ser al mismo tiempo sus maestros y sus alumnos,pero especialmente a los jóvenes de hace treinta y tantos ayeres, hoy maduros expertos, que aceptamos la responsabilidad de trabajar, construyendo escuelas. - - -
Platicaba un día un padre con su hijo y decíale éste emocionado: - Padre, llegado ha el momento de decidir qué quiero ser en la vida; mucho he pensado al respecto, pero es tanto el saber humano que mi decisión difícil se ha vuelto. El padre al fin, sabio por experiencia, cuestionó entonces a su vástago de la siguiente manera: - ¿Qué tanto has pensado que te hace dudar? - Mira padre -respondió el hijo-, médico he pensado ser, para curar cuerpos o mentes y cuando al fin he aceptado, cuenta me doy que mucha falta hace quien ayude a impartir justicia al débil y desprotegido, entonces prefiero ser abogado. Luego, siento la necesidad de aprender el secreto del arte de la construcción; de sacar de la piedra bruta un hogar confortable para mis semejantes, es cuando decido ser arquitecto o ingeniero; más es tanto el desarrollo científico que prefiero ser investigador o químico o matemático, o me decido por la contaduría o administración, por la física, por el campo, por los animales, por el espacio exterior... El padre atento, esbozó una sonrisa y dijo con ese tono que tienen los padres cuando amorosamente pueden aconsejar a sus hijos con la sapiencia que dan los años vividos: - Hijo: doctor, abogado, arquitecto, ingeniero, contador, astrofísico... todo ello puedes ser; y lo lograrás en la profesión que tú no has mencionado. Para alcanzarlo deberás conocer y saber mucho; tu mente deberá convertirse en un transporte de la cultura universal; aún así, deberás poner todo tu empeño en el trabajo a realizar en tu campo de acción. Serás un moldeador de mentes; tú forjarás al médico, al astronauta, al campesino, al constructor, al comerciante, al abogado, al músico; podrás con esta profesión incubar en los corazones de los individuos los sentimientos de amor, bondad, ilusión, tolerancia, libertad, igualdad y fraternidad. Pero mucho cuidado hijo mío, en ésta no puedes cometer errores ya que podrías crear deformidades que se volvieran en contra de sus propios hermanos, por la generación de una ambición desmedida, tan sólo satisfecha por la material sensación del poder. Tendrás por seguidores a los llamados discípulos, ante ellos te presentarás como figura fiel y como imagen del ejemplo mismo. Te volverás todas y cada una de las profesiones existentes. Con el tiempo verás tu reflejo en cada una de las figuras que tú formaste; entonces hijo, con toda tu entrega a esta fascinante y noble profesión, podrás con la mente en alto, otear el horizonte en donde mirarás tus obras, sintiendo en ese instante que has cumplido con los pensamientos que hoy enredan tus ideas y te darás cuenta que con tus palabras y actos has fertilizado las semillas que sembraste en tierra fértil y que se han convertido, o lo harán después, en grandes, fuertes y frondosos árboles que acudirán a darte sombra protectora cuando estés a punto de cumplir con el mandato de la Madre Tierra que exige a su descendencia regresar a ella. Sentirás que tu paso por esta vida no ha sido en vano. Escucha bien hijo mío, si aceptas esta responsabilidad tan grande sobre tus hombros, decídete por la profesión que llevo con orgullo y que en estas palabras venero tanto. Conviértete en Maestro, hijo mío, y sabrás entonces cuánto has ganado. El hijo comprendió cuál camino debía seguir; y con el corazón latiendo fuertemente y embargado de gran emoción, se acercó a su padre, Maestro de muchas generaciones y secó las lágrimas de honor que de sus ojos habían brotado. Le besó en la frente y decidió al fin en lo que se convertiría: un Maestro que con su trabajo, rinda reconocimiento a la labor de los grandes Maestros que hubiera tenido. Maestros que a él, lo hubieron forjado.
Reconocimiento a nuestra directora, queridísima y admiradísima maestra Dalita. |
LA DIFÍCIL DECISIÓN DE SER MAESTRO
Profr. Martín A. Alcocer González Mérida, Yuc., un 15 de mayo del presente.
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