El lugar donde vivo.

Mi país, definitivamente no es un país rico con fuentes de ingreso o creación de empleos, establecimiento de empresas, como me han hecho creer durante muchos años. No tiene el dinero suficiente para atender a los más necesitados y sólo vive para atender a los dueños de las fortunas que van y vienen en la economía nacional pero que en nada fortalecen a nuestra moneda mexicana.
Si nuestro país fuese rico, todo un verdadero cuerno de la abundancia, no dejaría que las instituciones privadas jugasen con los estímulos hacendarios para crear sus “Teletones” y figuras similares para formar instituciones que atiendan a los que necesitan estos espacios que finalmente los propios gobiernos deben pagar de forma obligada. Por el contrario, consciente de la necesidad social de los mexicanos, sus gobernados, haciendo uso de los impuestos pagados por las grandes empresas que ahora los “catafixian” con obras suntuosas, aunque necesarias, invertirían en seguridad social, en salud social, en educación, cumpliendo con su obligación como gobernantes y entonces los CRIT’s, por ejemplo, serían dependientes del Seguro Social, del ISSSTE, o simplemente pertenecerían a la Secretaría de Salud.
Si nuestro país tuviera los dineros que presume en los foros internacionales en donde sí gasta lo que sea para pertenecer y mantener el statu quo de país poderoso y de primer mundo, entonces la educación no estaría como ahora, sobre todo culpando del fracaso a los maestros de grupo. No estaría, justificado esto constitucionalmente, delegando facultades a la iniciativa privada para fundar escuelas que nada contribuyen al desarrollo armónico del individuo, al amor a la Patria, pues son selectivas, no aptas para todo público, discriminatorias y en donde, violando cualquier normatividad, tienen su propio estilo, ajeno a lo dispuesto por las autoridades educativas.
Definitivamente mi país está inmerso en la corrupción desde sus propios gobernantes de todos los partidos y de todos los colores; no tiene dinero para hacer crecer la industria petrolera, la eléctrica, pero tampoco tiene persona alguna capaz de comportarse como un verdadero gerente o director de empresas que pueda hacerse cargo de entregar cuentas claras y transparentes al pueblo mexicano.
Es tan pobre y corrupto mi país, que aun cuando al pueblo le suben el costo de la gasolina, del gas, de la electricidad, seguimos necesitando dinero y nos siguen subiendo los costos, y seguimos necesitando dinero; pero la incapacidad de los poderosos del gobierno se demuestra al ofrecer en renta o venta, de acuerdo con las argucias legales pretendidas, a empresarios privados nacionales o extranjeros quienes, desde luego, al invertir capital, están obligados a trabajar para recuperar su dinero y hacerlo crecer, si no, negocio no es.
Vivo en un país de corrupción en donde no hay nadie que pueda librarse de un cañonazo de quinientos pesos, pues eso me enseña la clase gobernante. Vivo en un país donde al trabajador se le descuenta una gran cantidad de impuestos para el buen vivir de los gobernantes, para que éstos den resultados pobres en cuanto a ayuda social se refiere.
Corrupto y pobre mi país se vuelve rico y honesto en épocas de campañas electorales; todos los aspirantes son buenos, y el dinero no es pretexto para ir donde ellos quieran y llegar hasta el rincón más lejano donde haya alguien con un voto decisivo en la mano. Son contrastes que no entiendo.
Sin dinero para invertir en educación y dejar de pensar en ella como un gasto social mal empleado buscando que la sociedad crea lo mismo que con la energía: que es necesario privatizar.
La escuela privada expulsa alumnos, condiciona su permanencia entre un ciclo y otro, retiene documentos oficiales si no hay pago oportuno, niega educación a quien no tenga la jerarquía económica requerida para pertenecer a sus grupos sociales y hace un buen negocio con sus ventas de libros, exámenes, instrumentos y toda la galería educativa que a las escuelas públicas les prohíben consumir porque la gratuidad educativa lo impone. La escuela pública debe conservar a sus alumnos con problemas de conducta, con esa mala educación traída desde la casa y ofrecida por padres de familia totalmente irresponsables que ven a la institución como la guardería con obligaciones, so pena de recibir visitas incómodas de Derechos Humanos que atentan contra los Derechos Humanos de los maestros, o demandas ante la instancia jurídica correspondiente, dejando en plena desventaja al maestro señalado en estos casos.
Si mi país es pobre  por más que aumente los costos de la gasolina, del gas, de la corriente eléctrica, ¿cómo es posible que empresas con mucho dinero se atrevan a aceptar pagar la renta y además comprometerse a bajar los costos del gas y de la electricidad (la gasolina no aparece en estos comerciales)? ¿Acaso es tanta la corrupción entre quienes nos gobiernan que la fuga de capital es muy grande y por eso mi país no tiene dinero, pero sí vemos que hay gente que gasta a manos llenas, más de lo que gana con su ya altísimo salario?
Si mi país es pobre porque no tiene dinero para invertir en la industria petrolera y en la producción de electricidad, necesitando por ello de ofrecer la fábrica en renta, ¿por qué acaban  con el presupuesto empleado en las campañas políticas? ¿Qué tipo de balanza usan los gobernantes para decidir rentar empresas del gobierno, manejadas por personas allegadas al gobierno y en cambio dejar fluir millonarias sumas en tiempos de elecciones?
Hoy se pone en renta el petróleo y la electricidad y al pueblo nos prometen que a cambio de ello, nuestros gastos en esos rubros, descenderán. La historia nos ha demostrado que cuando el gobierno promete construir un puente ahí donde no hay río, también promete construir el río; claro está que nunca hace ni el puente, ni el río. Prometer no empobrece…, dice el consabido refrán.
Ahora se está cocinando la calidad educativa; al pueblo se le promete educación de calidad como resultado de las reformas al artículo tercero, a la creación del Instituto Nacional de Evaluación, y a la Ley del Servicio Profesional Docente; se refuerza esta promesa con la decisión de seleccionar a los mejores maestros a través de exámenes de ingreso y de permanencia y si es necesario, cesarlos, despedirlos. Pero no se habla de una reglamentación gubernamental para que los funcionarios sean despedidos en caso de demostrar incapacidad para hacer crecer el sistema educativo, no se habla del compromiso del gobierno por mantener todos los edificios escolares en buen estado de aulas, de mobiliario, de baños, de iluminación; de otorgarles tecnología de primer mundo con la debida capacitación al maestro; no habla el gobierno de apoyar el reconocimiento del maestro de grupo como el actor principal, primordial, único capaz de cambiar las expectativas de calidad educativa. Se mantienen en sus puestos a los funcionarios pertenecientes a la clase gobernante del partido en turno, pero se corren a los maestros, a los empleados de Pemex o de la CFE por no hacer lo suyo para que nuestro país sea rico y honesto.
Hoy es Pemex y CFE, con estos pactos tan de nuestro gobierno, mañana será la escuela pública.
¿Y mi país? Seguirá siendo pobre y corrupto para la mayoría de sus habitantes. Rico, muy rico, para los funcionarios coludidos con los empresarios quienes seguirán aumentando su capital y pagando las prebendas oficiales pero que nos servirán para que cuando el nombre de México se escuche en los organismos de talla mundial, los aplausos nutridos se dejen escuchar y se refieran a los mexicanos como orgullosos elementos integrantes de un país que ha sabido crecer ante la adversidad, dando lo mejor de sí a la economía mundial.
Por cierto ¿cuándo hay elecciones? Se me hace que trato de encontrar un puesto en donde poner en práctica mis habilidades de sonreír, de prometer, de abrazar, de saludar de mano, de hacer uso de mi celular, de las redes sociales para darme cuenta que vivo en un país muy rico y rebosante de valores básicos que me demostrarían que mi visión está equivocada y que ando escribiendo puras tonterías producto quizás de alguna calentura que me ha hecho estar alucinando.

Ya falta poco para el 16 de septiembre. Me prepararé para gritar a todo pulmón ¡Viva México!

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