¿Cómo identificas a una Madre?

Pregúntale a una mujer
si ha sufrido desvelos
por enfermedad alguna;
si ha pasado preocupaciones
en espera de un ser querido.

Si ha estado orando
por quien aún no llega:
si ha reído por la alegría
de sentir que la vida crece.

Si ha contemplado dormido
a un niño o a un adulto;
si ha sido paciente
cuando la impaciencia impera;
si ha quedado callada
cuando el grito florece.

Si ha dado libertad
a las alas de su plumaje:
si ha dejado los brazos abiertos
para cuando ellas regresen.

Si ha compartido sus triunfos,
sus éxitos, sus metas;
si ha cerrado los brazos
alrededor de la tristeza.

Si con sus besos ha hecho
fortaleza con polvo de arena;
si no ha reclamado nada
cuando su razón perdura.

Si de sus labios en corazón
sólo amor florece
cuando llama hijos
a los que ella adora.

Si ha bebido el amargor
de las lágrimas ansiosas;
si ha disfrutado el néctar
de las cosas bellas.

Si al hacer estas preguntas
todas han sido respondidas
con seguridad, afirmativas

¡Descúbrete la frente!
¡Arrodíllate ante ella!
¡Tómale la mano y bésala!

Que estás frente a una Madre
a quien se le venera
con el respeto que se le debe
a Dios mismo,
y que ha de parecerse
a quien te dio la vida,
permitiendo que el día de hoy
la recuerdes
y puedas elevar al cielo
una plegaria en su nombre,
ofrendándole todo el Amor
que como hijo,
obligado estás a prodigarle.


Profr. Martín Augusto Alcocer González
Mayo de 2013. 

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