¿Quién te educa sociedad?
Tú sociedad que criticas tanto a los
maestros en las aulas porque ganan mucho, porque no trabajan, porque tienen
vacaciones, porque son flojos, porque no enseñan, por todo lo malo que puedas
proferir demostrando una total falta de respeto ante quien todos los años debe
de modificar su perspectiva de construcción del conocimiento para enseñar a
aprender a los nuevos grupos bajo su cuidado.
¿Sabes sociedad quién realmente te educa?
Sin que te des cuenta te has vuelto autodidacta. Sabes dónde encontrar la
educación que te interesa o te conviene, principio que te permitirá construir
el conocimiento, logrando aprendizaje significativo que usarás para resolver
los problemas de tu vida cotidiana, atender la realidad actuando de acuerdo con
lo aprendido.
¿Quiénes son tus maestros en esta
educación? Siento informarte, sociedad, que nosotros, los que tano criticas,
no. Nosotros no enseñamos a destruir familias, no enseñamos a caer en las
garras de los vicios, no enseñamos a desarrollar mentes inmersas en la
ilegalidad, no enseñamos a corromper, no enseñamos las maldades que tanto
suelan al mundo que tú sociedad has creado.
Has aprendido a aprender sociedad, de los
medios masivos de comunicación que aprovechando la libertad contenida y defendida
por nuestra Constitución, la convierten en libertinaje de manera tan fina que
no se nota la línea que divide un término de otro.
Recibes educación de los medios de
comunicación que no les importa lo que te interese, sino lo que a ellos les
interese porque les deja un margen enorme de ganancias económicas, valiéndose
de estrategias didácticas, pedagógicas y psicológicas mucho mejores que las que
empleamos en nuestras aulas pues el fin es el principio del método: interesar
activamente al alumno.
Tú sociedad que con tu asistencia a las
aulas virtuales te sumas a la estadística
que aumenta los niveles de “raiting”, de audiencia, de ejemplares
vendidos y que sirve no para definir la calidad del medio en cuanto a lo que enseña,
sino a su capacidad para ser un buen escaparate de ventas en un mercado de
infinitos productos en donde tú sociedad eres el único consumidor.
Entonces sociedad, los maestros no somos
culpables de que tú tengas deudas millonarias que estás pagando en abonos
chiquitos, o que te desesperes porque no te alcanza el dinero pues debes pagar
las cosas que no necesitas: el aparato de ejercicios que ahora te sirve como
colgante de ropa, los medicamentos milagrosos, la espiritualidad que promete
acabar con todos tus problemas mediante módico precio, los artilugios que hacen
tu vida más fácil al poder convertir tu casa en la mejor de tu colonia si
posees todo lo que para ello ha sido inventado y que has pedido aprovechando la
promoción de muchos pagando por uno solo; no es culpa nuestra que leas las imágenes
crudas, sin censura quizás de algún familiar o conocido o simplemente por la
curiosidad o morbo, mismo que te hace coleccionar las fotos de curvilíneas
modelos, que leas textos escritos en español vulgar, bajo el pretexto de que
“así habla el pueblo”, aderezando con el lenguaje de las palabras altisonantes
que te impiden avanzar en la construcción de nuestro idioma.
No somos los maestros quienes enseñamos a
tus hijos a pertenecer a grupos denominados bandas que se dedican a destruir el
bien ajeno, a destruirse a sí mismos iniciando con su propio cuerpo; no
enseñamos a infringir la ley o a comprar
conciencias con grandes sumas de dinero de mala procedencia; no
enseñamos a personas que destruyan personas; tampoco enseñamos la destrucción
de la familia, sustento primordial de ti, sociedad.
Son los programas de exposición de las
bajezas humanas los que se han vuelto parte de tus asignaturas de todos los
días; las novelas que muestran la sensualidad material de forma clandestina; el
amor basado en riquezas y lujos; los programas de las televisoras que se
disputan las imágenes religiosas, explotando las creencias de nuestro pueblo,
creando una nueva forma de catequizar; comedias que mueven la risa satirizando
las clases sociales más débiles; series a todas horas que capturan tu atención
para venderte lo que no te hace falta.
Y todo aquello que los grandes monopolios,
las grandes transnacionales, las enormes empresas te ofrecen y que han logrado
que seas el primer lugar en obesidad; que consumas enormes cantidades de
alcohol para lograr la felicidad o tener acceso a tus artistas creados para
seguir tu proceso de aprendizaje en el cual te encuentras inscrito de forma
gratuita.
Cierto es también que los maestros que
tanto criticas te pertenecemos y por tanto estamos siendo educados por los
mismos que a ti te hacen aprender. Sin embargo, nuestra labor, que no la tiene
ningún otro profesional, nos da la ventaja de analizar, reflexionar, criticar
para poder enseñar buscando siempre el éxito educativo aún a costa de políticas
administrativas que en nada toman el parecer del docente. Ciertamente como
seres humanos, una minoría actúa sin ética o moral y son usados para envilecer
nuestra labor; pero a ellos, nosotros mismos los señalamos; a veces somos
escuchados, a veces, como en estos tiempos son protegidos por influyentes, pero
eso no nos desanima.
A pesar de tus críticas, seguimos
trabajando en las aulas; seguimos atendiendo a tus hijos que reciben educación
que tú les das en casa y que es de acuerdo con lo que te han enseñado a
aprender. Si te acercaras a nosotros, si te dieras un poco de tiempo para
escucharnos y creer en nuestras voces cuando te decimos que tu hijo está mal
académicamente, que por su forma de comportarse está pidiendo atención a
gritos, no de nuestra parte sino de la tuya; que nos hicieras caso cuando te
sugerimos apoyo externo incluso para ti, sociedad nuestra.
No lo sabemos todo, es verdad. Pero es
nuestro deber averiguar, investigar y formar un concepto. Somos parte del
círculo que ha vuelto nuestra sociedad llena de inseguridades que surgen del
hogar mismo, pero nosotros sí luchamos para cambiar todo esto. Nuestro trabajo
va más allá de las aulas y de su horario; llega hasta donde tienes tu sede, se
proyecta en donde tú vives, pero como las cosas que realmente valen la pena,
muchas veces nos cierras las puertas o dejas de escucharnos.
Puedes sociedad continuar criticándonos,
pero con eso nada cambiarás. Seguirán los medios masivos motivándote a aprender
lo que a ellos les llena los bolsillos de dinero y de influencias. Nosotros, te
lo aseguro, seguiremos trabajando con una meta: “educar para transformar” .
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