Una oración

En el momento de mi oración, cuando platico contigo Señor, recuerdo la montaña de piedras que me has puesto y mi pobre aprendizaje de constructor: cada vez que coloco una piedra sobre otra, ésta se cae; ya aprendí a colocar cuñas y equilibrar algunas, pero algo pasa y al colocar la última, vencida ésta por la fuerza de gravedad cae arrastrando a las demás..., entonces quedo como al principio: Con mi cerro de piedras pero sabiendo que hay cosas que no debo de hacer y me dispongo a crear otras.




A veces, como hoy, me siento cansado y decido dejar todo como está; darme por vencido y dejar que otros hagan la tarea que me has encomendado. Y ¡cómo respondes a mis oraciones! Ahora me pones ante la tarea de construir, en el corazón de mis hermanos, la verdadera iglesia tuya: el compromiso de estar realmente contigo, de seguirte. Debo enseñar a mis semejantes a vivir de acuerdo con tu palabra y me has dicho al oído que primero debo comprometerlos a perdonar en tu nombre, tal y como tu hijo nos enseñó. Cada vez las tareas que me pides son más complejas. Es difícil, muy difícil lograr que se olviden rencores, tanto que no sé qué hacer o qué decir. Levanto la mirada buscándote mientras me dirijo a los cercanos a mí y con mano firme me obligas a bajar la cabeza para mirar al suelo y centrar después mis ojos en los ojos de mis oyentes. Siento que me escuchan, me confundo y no sé si harán caso de lo que he dicho.



Si no sabemos perdonar y vivir de acuerdo con tu palabra, ¿cómo puedo comprometerme y comprometerlos con tu Iglesia? ¿Cómo puedo crear firmes y cimentadas Pequeñas Comunidades Parroquiales?



Pensaré mucho cómo pedirte salirme de esta encomienda, porque aparte de construir el edificio de tu iglesia, ahora me pides que construya en los espíritus tu grande Iglesia Divina.



Te pido entonces Señor, que me des fortaleza para desempeñar tus trabajos; toca mi corazón cuando me dirija a mis hermanos; ilumina mi espíritu para contagiarlos; háblame al oído siempre para decirles lo que Tú queres decirle. Hazme un instrumento tuyo, Señor.



Amén.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El grillo verde

Cuando te veo, siento...

Me escribe..., no me escribe