Honoris causa. In memoriam

Era media semana. no recuerdo si martes, miércoles o jueves. Ya mi abuelo se había puesto de acuerdo con otros vecinos para ir a Las Tandas del Teatro  Herrera. En ese entonces habían tres obras diferentes con las actuaciones del ballet folklórico y la grande Vicky Villa. En una de tantas me tocó acompañar al abuelo, o ir con mis padres. Era un lujo poder comprar los boletos para butaca. Sin embargo, más de una vez debimos ver las tandas en las gradas por ser más económicas o porque las butacas se habían agotado. Había permanencia voluntaria. comprabas para la primera y si tenías más dinero comprabas para la segunda y tercera. Todo esto en el ya desaparecido teatro de la 64.




Pude disfrutar de los diálogos de Sakuja, Cheto, el Chino Herrera y desde luego de Cholo. Con el paso del tiempo aprendí a ir al teatro a separar los boletos por la mañana en aquel cuarto de la derecha donde el olor a antiguo se sentía desde afuera; podía escucharse al conjunto practicar y desde luego a los actores en sus ensayos. De este aprendizaje, invitaba a cuanto amigo de otros Estados venían a visitarnos. Luego con familiares que por razones propias, debieron alejarse de esta tierra.



Si iba bien la economía, al salir de las tandas, papá nos llevaba a cenar ahí por la 62, caldos y salbutes y panuchos de pavo. Creo que se llamaba el restaurant "El Popular chino". Si era posible, regresábamos a la casa en coche de caballito, que era muy diferente a los de ahora que son adornados con flores de plástico y por techo tienen un pliego de polietileno sostenido por estructuras delgadas y metálicas. Salían de la plaza principal por la calle 60, para luego recorrer el Paseo de Montejo y a la altura de lo que hoy es Wallmart doblaba el conductor a la derecha para enfilar a la Jesús Carranza. Bajándose del coche de caballito, terminaba la visita al teatro.



Pude desternillarme de risa con las obras de nuestro Teatro Regional. Acudir para aplaudir a nuestro maestro de Teatro de la Escuela Normal, el Profr. Joaquín Cortes Villamil; aprender a entender el doble sentido del humor blanco de los diálogos yucatecos; conocer de política y costumbres de mi tierra para entender mejor la trama de las obras presentadas, pero sobre todo disfrutar las salidas familiares contagiándome de las risas de los mayores y aplaudir cuando señalaba el fin del libreto, de alguna improvisación jocosa o al terminar la parte de los bailables yucatecos o no; divertirme con ventrilocuos como don Paco Miller, con magos, cantantes y bailarines. Todo armado bajo la magia de los genios del Teatro Regional, amantes todos de esta tierra, de su cultura, de sus habitantes, de sus progresos y que vislumbraron que de esta manera el mundo conocería de nosotros y quizás, serían capaces de adoptar algo con lo que realizaríamos una pequeña conquista cultural.



Creo que todos los yucatecos que conocimos el Teatro Regional, sobre todo en el espacio de la 64, coincidimos que con el deceso de Don Héctor Herrera "Cholo"se acaba la época del Teatro Regional Yucateco Tradicional, pues las generaciones posteriores que lo atienden ya lo adaptan a los tiempos actuales, olvidándose primero de los trajes regionales, del folklore tan bello y estético; de nuestro hablar que se "chotea" y se oye artificial y perfumado con el "freseo" juvenil. Nunca volveremos a saborear de las tandas aquéllas, de las tres por un solo boleto. En vez de eso acudiremos a escuchar lo profano, lo que raya en lo prosaico, la palabra altisonante que es el detonante de la risa, la crítica despectiva al público que lo permite y se regodea de su propia mofa, de la improvisación sin sentido porque no se tiene un libreto definido, un tema a tratar. La gente se ríe y goza de las vulgaridades.



No soy mojigato, aclaro. También profiero palabras grotescas y groseras. Pero ha de reconocerse la finura, la filigrana de las tandas de los Herrera y posteriormente de las obras completas de Don Héctor Herrera.



Me siento elegido por lo que viví con la cultura de mis padres. Debo entonces procurar que mis hijos y mis nietos la conserven y la mejoren

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