Cuánto diera
Cuánto diera porque el viento pudiera escucharme.
Tan solo pasa a mi lado sin detenerse,
mientras con su manto acaricia mi ser,
revolviendo mi pelo con suave brisa
que en breve instante, refresca mi ansiedad latente.
No se queda quieto para hablarle,
para contarle de tu ausencia en cercanía.
El ritmo cordial acelera a su paso
queriendo irse con él, sin conseguirlo.
Quisiera que el viento mismo llevase
entre sus ondas viajeras, remolinos gigantescos,
la presencia mía, mi amor por siempre
hasta ti, vida mía, incomparable ser amado.
Intento gritar, mas sonoro gesto
se pierde en el horizonte infinito
de quien se mueve sin detenerse en montaña,
mucho menos por una canción de amor, ilusionada.
Viento es mi amor, mi amada mujer lejana.
Viento te nombro por mi oración dedicarte,
misma que no llega a ti por la distancia,
recuperada ésta en letras que se imprimen.
Cuánto diera porque en este instante,
pudieras mi voz, escuchar con sentimiento.
El que acongoja y feliz nos vuelve,
del amor incomparable, la fuerza que sostiene.
El viento se vuelve en tu mano y acaricia,
me protege en tu regazo, fiel protector mío,
sembrador de amor entre tus brazos
formando cadena de amor, entre amantes.
Mi grito se pierde entre mis cuerdas,
por el miedo de salir y olvidarse,
lágrimas del corazón surgen impasibles,
pues el viento, tú, no puede escucharme.
Tan solo pasa a mi lado sin detenerse,
mientras con su manto acaricia mi ser,
revolviendo mi pelo con suave brisa
que en breve instante, refresca mi ansiedad latente.
No se queda quieto para hablarle,
para contarle de tu ausencia en cercanía.
El ritmo cordial acelera a su paso
queriendo irse con él, sin conseguirlo.
Quisiera que el viento mismo llevase
entre sus ondas viajeras, remolinos gigantescos,
la presencia mía, mi amor por siempre
hasta ti, vida mía, incomparable ser amado.
Intento gritar, mas sonoro gesto
se pierde en el horizonte infinito
de quien se mueve sin detenerse en montaña,
mucho menos por una canción de amor, ilusionada.
Viento es mi amor, mi amada mujer lejana.
Viento te nombro por mi oración dedicarte,
misma que no llega a ti por la distancia,
recuperada ésta en letras que se imprimen.
Cuánto diera porque en este instante,
pudieras mi voz, escuchar con sentimiento.
El que acongoja y feliz nos vuelve,
del amor incomparable, la fuerza que sostiene.
El viento se vuelve en tu mano y acaricia,
me protege en tu regazo, fiel protector mío,
sembrador de amor entre tus brazos
formando cadena de amor, entre amantes.
Mi grito se pierde entre mis cuerdas,
por el miedo de salir y olvidarse,
lágrimas del corazón surgen impasibles,
pues el viento, tú, no puede escucharme.
Comentarios
Publicar un comentario