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Mostrando entradas de noviembre, 2012

El grillo verde

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No pretendo hacer declaración política alguna con la suposición textual por el título que antecede, pues no es mi incumbencia, en este momento, dedicar larga fila de letras a personajes ocupantes de sillas con línea de mando y jugosos sueldos; máxime que la comparación pudiera pensarse en tema relacionado con alguien de partido político existente. No. Titulo como tal este escrito porque vienen a mis recuerdos la algarabía infantil y la desesperación de los adultos, cuando en cierta época del año, ingresaba por la ventana de la casa, atraído no sé porqué razones, el animalito ortóptero (vaya palabra para remitirse al diccionario) de color verde y que por antonomasia se le llama grillo, aun cuando por su color y características físicas es en realidad un saltamontes (chapulín quizás), sin dejar por ello de ser familia de aquél y de las terribles y fatídicas langostas. Pues entonces que todo el mundo se ponía de pie o se sacudía cuando en una de esas, el pequeño animal volador intentaba...

Me escribe..., no me escribe

Quizás si tuviera en mis manos en este momento una de esas flores que fueron el equivalente a los menjurjes para amarres amorosos del indio Coachiclue, del vidente Eulalio, de la síquica Amanda o sus filiales y agremiados (que también en mi juventud existían, pero no hacían uso de los medios de comunicación como ahora) ya no me concentraría para echar a volar mi yo interno en profetizar si la chica de mis ideas me quiere o no, como si  por simple extracción unitaria de pétalos y sin acercarme o intentar comunicarme con mi enamorada en ciernes fuese el único medio para volverse novio o simplemente sentir el desprecio del azar floral; sino la tomaría entre mis manos para recordar esos pasajes de alternancia en los quereres y sonreír para mis adentros recordando lo que ahora es mero acto infantil ante la madurez de mi carácter como adulto y poseedor de una profesión y un trabajo estable; recorrería con la mirada y después con mis dedos cada línea del perfil de la rosa o de la margarit...

De las faltas por la falta de ganas

He faltado al precepto que titula esta página cuando refiero la periodicidad día tras día para ordenar en filas separadas por espacios, letras que forman palabras, comunes en su mayoría y una que otra que obligará al lector a remitirse al diccionario si, como yo, es primera vez que las lee y espero que las coloque en su vocabulario coloquial. Y es que me he dado más en revisar cada texto publicado, regodeándome por las ideas formadas en cada párrafo, con cada oración o frase, sacudiendo de vez en vez la cabeza con la finalidad de que la ondas provocadas en la materia gris, muevan un poco las volutas cerebrales que contienen mis neuronas y en una de ésas generen el chispazo eléctrico que permita entender de dónde aparecen tantas cosas que plasmo en los escritos. Por allá culpo a la presunción vuelta en inspiración que me hubo obligado en su momento a expresar en gráficos legibles lo que me ocurría en interior diálogo con mi conciencia o con quien en su momento, cerca de mí atendía mis...