Influencia virtual
Me he tardado en escribir; culpa de la pereza sicológica (así, sin p para ahorrar esfuerzos) que ha producido en mí, el tsunami de imágenes adicionadas de leyendas solicitantes de extender el periodo vacacional dos semanas más, de no querer regresar al trabajo, de mostrar el horror y angustia por estar ya en cuenta regresiva para el final de las vacaciones y prácticamente quedar al punto del infarto cuando se hace mención de haber llegado el último día del descanso que por ley corresponde. Derivada de un proverbio chino, la frase “Una imagen vale más que mil palabras” es reforzada con los textos mencionados que además lastiman la retina e inhiben a mi niña (la del ojo por supuesto) por las accidentales, costumbristas o exhibidoras culturales, faltas de ortografía, incluyendo a la prosodia, la sintaxis y la morfología con vergüenza de la gramática castellana. Es cierto, en su conjunto crearon espacios y tiempos de lectura y análisis que despertaron más de una sonrisa y una que otra...